martes, 14 de mayo de 2013

Vendrá


«Vendrá. Sé que vendrá » Aquellas eran las palabras que me repetía a mí misma mientras, abrazándome las piernas, miraba por la ventana de mi minúscula habitación y aguardaba a que sucediera lo que anhelaba desde hacía tanto. Me repetía aquella frase como un dogma de fe. Me aferraba a ellas del mismo modo que un náufrago se aferra a la madera astillada que lo mantiene a flote. Las sentía, las saboreaba, dejaba que inundaran mi cuerpo. Confiaba en que me hicieran sentir mejor, y, en cierto modo, lo hacían. Me abandonaba a la inusitada y dulce crueldad de la ilusión, que anegaba mi ser y embotellaba mis sentidos,  que me daba fuerzas para seguir un poco más y, a la vez, con cada segundo que el implacable paso del tiempo se llevaba, destruía mi interior. Contemplaba el exterior de la ventana, pero la feroz lluvia tan solo me dejaba ver una nada grisácea que giraba sobre sí misma y que lanzaba sus gotas heladas contra el cristal, como si tratara de romperlo y entrar en mi pequeño refugio. Aquello era todo lo que podía hacer: permanecer recostada en el diván, admirar las lágrimas de las nubes y pensar. Pensar… No me gustaba pensar, era demasiado duro. A veces, sin desearlo, la verdad venía al oído y me susurraba aquello que no quería oír. En esas ocasiones, me asía a mis palabras especiales con todas mis fuerzas hasta que conseguía acallarla.
Fue un día no precisamente especial cuando, por fin, después de tan larga espera, sucedió. Por primera vez en mucho tiempo, más del que consigo recordar, dejó de llover. No hubo una pequeña transición en la que la lluvia se fuera retirando paulatinamente para dejar paso al sol, no. De repente, las tristes nubes, el agua y la terrible y aburrida nada gris se convirtieron en un cielo azul, en una suave brisa y en los cálidos y dulces rayos del sol. Y entonces lo vi, ahí fuera, erguido cuan alto era, mirándome. Por fin. Por fin… Ahí estaba, mi espera había acabado. No podía creerlo. Justo ahí estaba él. El valor para dejar de esperar. Ah, no. Era el hombre de Telepizza.




No hay comentarios:

Publicar un comentario