20/04/2013,
¿De verdad importa dónde esté?
Querido
Nadie:
He decidido
escribirte a ti estas cartas, ya que eres la única persona que me escucha y que
me importa, para que queden patentes mis pensamientos más internos. Allá voy.
La vida es
una mierda. Bueno, tal vez no la vida en general, pero sí la mía. Eso es de lo
que me doy cuenta cada día que pasa. Nada nuevo, nada interesante, tan solo el hastío y
el aburrimiento me acompañan desde que me despierto hasta que, desganado y vacío,
me deslizo entre las sábanas y cierro los ojos, sin esperanzas ya de que el día
siguiente arroje un poco de luz sobre mi gris existencia. Lo peor de todo es
que hay gente feliz, que, lejos de conformarse con eso, necesitan restregar su
fétido júbilo por mi cara. No los soporto, ni los soporto ni me soporto. Y por
eso he tomado, por primera y última vez, una decisión transcendental: me voy a
dar una semana de plazo para, a modo de Paloma Josse adulta y menos inteligente,
encontrar tres razones para seguir adelante. En caso de que no encuentre
motivos para seguir viviendo, dentro de siete días subiré a lo más alto del Micalet
(a mi pobre imaginación no se le ocurre un lugar mejor) y saltaré al vacío. Sé
lo que estarás pensando, “¿por qué saltar desde un edificio y no otro método?”.
Pues bien, la verdad es que ni siquiera yo tengo muy clara la respuesta. Puede
que haya tenido siempre una inclinación por el melodrama, o puede que quiera
que, por una única vez, la gente me preste atención. También podría ser porque,
aunque me cueste reconocerlo, hay una pequeña parte de mí que desea que alguien
me detenga, supongo que la misma que quiere que busque razones para continuar “siendo”
-en el mismo sentido que Shakespeare le dio al famoso “ser o no ser” de Hamlet.-
Fdo.
Un misántropo empedernido.
23/04/2013
El valle de la
desolación.
Querido Nadie:
Estos tres días he estado muy ocupado buscando causas. Al principio
escudriñaba la realidad con minuciosidad y exigencia, ya que la anulación de mi
muerte no es algo que se tenga que deber a motivos banales, pero por mucho que he
examinado, no he podido encontrar nada. Mi determinación no ha hecho que el
cielo sea más azul, ni que la gente y yo dejemos de odiarnos, ni que algo me saque
una sonrisa. Aun así, he seguido buscando, y sigo, aunque mi listón haya ido
bajando. Sospecho que me será imposible encontrar lo que busco. Menos mal que
el suicidio me parece una alternativa más que válida.
Fdo.
Un misántropo que busca.
25/04/2013
Entre la
desesperación y la tranquilidad.
Querido Nadie:
Dos días más se me han ido de las manos, nunca había sido tan
consciente del paso del tiempo. Jamás había comprendido realmente la
preocupación que llevó a Virgilio a escribir por primera vez la expresión “tempus
fugit”. Pero sí, el tiempo pasa, y a mí se me está acabando el plazo,
aunque claro, tampoco debería importarme.
El caso es que al ser la primera vez que intento ver el lado bueno de
algo, he decido no ser muy duro conmigo mismo y bajar el número de razones. Es
decir, bajarlo a una. Una y solo una –no debe ser tan difícil encontrar solo
una-.
Fdo.
Un misántropo que duda.
27/04/2013
Al borde del
infinito.
Querido Nadie:
Me he resignado. No soy capaz de verle nada bueno a la vida, sigue
siendo la misma mierda que era hace siete días, así que mañana, cuando el sol
se esté poniendo (quiero que se vean los tonos anaranjados del cielo tras mi
silueta cuando salte) me arrojaré desde el Micalet. Lo he intentado, he
intentado afrontar la realidad, pero la idea de cerrar los ojos, lanzarme desde
lo alto y aterrizar en una mullida y tranquila nada me parece demasiado
atractiva.
Fdo.
Un misántropo que se despide.
28/04/2013
Después de todo,
sigue sin importar dónde esté.
Querido Nadie:
Antes de nada, quiero darte las gracias por haber estado ahí, aunque
tan solo existes en mi cabeza, así que supongo que no tenías otra opción. Ayer
fui al Micalet, y, mientras subía sus 207 pulidos, resbaladizos y estrechos
escalones, mi cerebro se esforzaba por encontrar una razón para no suicidarme,
pero tal y como me temía, ninguna solución surgió de mi cansado y angustiado
cerebro. También pensé en qué dirían los medios de comunicación sobre mi
muerte. ¿Estarían desconcertados? Puede que sí, al fin y al cabo, los orígenes
de la decisión que había tomado no eran tan obvios como los de otros suicidas.
No tenía una Julieta de la que me separara mi familia, no era un Werther al que
el amor hubiese torturado… simplemente, no quería vivir.
Cuando llegué a lo más alto, me
detuve un momento para calcular la posición del sol y su encuadre, pues quería
que mi particular y macabra performance fuera
perfecta. Podía saborear la placidez que me daría la muerte, la tranquilidad de
evadirme por siempre de todo… Me ayudé con una mano para encaramarme al muro de
piedra que me separaba del fin, escuché aumentar los murmullos y las
exclamaciones ahogadas de la gente. Ya estaba ahí… Estaba listo para saltar. Me
erguí cuan alto era y extendí los brazos. En este arranque de teatralidad, mi
pie trastabilló y me tropecé. Noté cómo la adrenalina se extendía por mi cuerpo,
cómo mi vello se erizaba, cómo mis pupilas triplicaban su tamaño y, a la vez,
cómo una pequeña parte de mí, cuya vocecita me sugirió que buscara tres razones
para no suicidarme, crecía y crecía hasta convertirse en un atronador rugido
que me ordenaba aferrarme a la vida. Caí de espaldas sobre el duro suelo de la
terraza del Micalet, desorientado y asustado y, al mismo tiempo, más vivo y
satisfecho que nunca.
Irónicamente, al borde del precipicio desde el que pretendía saltar
comprendí qué era la vida. Sí, tal vez mi vida fuera una mierda. Tal vez no
tenía amigos, tal vez mi trabajo como funcionario era monótono hasta límites
insospechados, tal vez mis padres me abandonaron y tal vez estaba tumbado de
espaldas en medio de un círculo de extraños que me miraban inquisitivos… Pero,
al fin y al cabo, era mi vida. Un regalo único e irrepetible que, hasta ese
momento, yo había desperdiciado.
Fdo.
Un misántropo que se rehabilita.
me ha encantado, me podria pasar horas leyendo lo que escribes. El día que publiques tu primer libro acuerdate que me debes una dedicatoria, y seré para siempre tu mas fiel admiradora. Te quierooo
ResponderEliminar